Fue 3 a 0 ante Arsenal, en la Bombonera. El equipo de Falcioni tuvo un partido para el olvido ante el de Alfaro, que es líder del Clausura junto a Tigre.
Camina en la delgada línea que divide al éxito del fracaso. Aunque Boca hizo una gran campaña, hasta ahora no ganó nada. Hoy, cuando debía conseguir una victoria para meterse medio campeonato en el bolsillo, falló y comenzó a resignar el sueño de la triple corona. El Xeneize perdió 3 a 0 ante Arsenal y cedio la punta del torneo Clausura, que ahora lideran el propio equipo de Alfaro y Tigre, con 35 puntos.
El conjunto de Falcioni hizo todo como para sufrir. Salió desorientado por el gol tempranero de Zelaya, a los dos minutos, que cambió los planes del partido. La apertura del marcador cuando recién comenzaba la historia desorientó a Boca, que se perdió en la desesperación. Riquelme no agarró la manija y Blandi y Cvitanich chocaron durante todo el partido. Leguizamón, tras una gran habilitación de Zelaya, marcó el 2 a 0.
Carbonero, el mediocampista derecho de Arsenal, volvió loco a todos. El equipo de Alfaro hizo un gran partido, inteligente, ordenado y conciente que para ganar había que atacar. Leguizamón, en una corrida que ridiculizó a Schiavi, marcó el 3 a 0. Cuando el partido estaba liquidado, Falcioni decidió no guardar a Riquelme y Somoza, dos jugadores clave para el partido de vuelta de la Copa Libertadores. Será una decisión que se discutirá durante la semana.
No aguantó la presión. Falló física y mentalmente. Fracasó en el intento de estirar el buen momento y por primera vez en el año degustó el sabor de la amargura. Era el partido clave, por lo que la derrota tendrá un ruido mayor a cualquier otra. Perdió cuando menos debía. Y todo indica que lo pagará demasiado caro.
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