jueves, 5 de julio de 2012

Corinthians es el campeón de la Copa Libertadores




El equipo brasilero le ganó 2 a 0 al Xeneize con dos goles de Emerson.
Así se juegan las finales. El que falla paga caro. Corinthians golpeó a Boca. Corinthians le amargó el semestre a Boca. Corinthians ganó a lo Boca. Se plantó bien y supo cómo vencer al Xeneize. Emerson, la figura de la noche. El mismo que provocó a Riquelme: "Yo no le tengo miedo a nada, me crié en una favela", dijo. El delantero volvió loco a todos y deleitó a los hinchas del Timao.
Nervios y más nervios en los primeros minutos del partido. Boca empezó manejando la pelota en el campo rival. De la mano de Riquelme, el equipo cuidó la posesión e intentó administrar el ritmo del encuentro. Corinthians respetó demasiado al Xeneize, y no supo cómo lastimarlo. Clemente Rodríguez estuvo atento a la marca, pero no logró hacer la diferencia en ataque. Emerson era la carta del conjunto brasilero, pero apenas desentonó por la izquierda.
Sin embargo, una mala noticia sorprendió a Boca: Agustin Orion fue reemplazado por una lesión en un tobillo. El arquero fue a disputar la pelota luego de un córner, y chocó contra Leandro Somoza. Sebastián Sosa ingresó y en la primera jugada de riesgo respondió con seguridad. Con uñas y dientes: cada pelota se peleaba a morir. Hubo mucho roce en la mitad de la cancha, y el árbitro tuvo que advertir en más de una oportunidad a los futbolistas.
A los ocho minutos del complemento, y tras una serie de rebotes en el área, Danilo asistió a Emerson con un hermoso taco y el delantero no falló en el mano a mano con Sosa. El gol fue un baldazo de agua fría para Boca. Corinthians comenzó a justificar la victoria parcial lastimando al Xeneize por los costados. El equipo de Falcioni era una sombra: Riquelme perdía pelotas, Silva no pesaba en ataque y Pablo Mouche directamente no molestó a la defensa brasilera.
Y el golpe de KO llegó rápidamente: Schiavi la regaló en la mitad de la cancha y Emerson, en soledad, definió con calidad ante Sosa. La alegría era brasilera. El estadio explotaba. Boca, se caía. El ingreso de Darío Cvitanich no le aportó nada al equipo, que continuó haciendo faltas infantiles cerca de su propio arco. El balance es malo y pobre para el equipo argentino: no pateó ni una vez al arco en todo el partido. Sólo un tibio cabezazo de Matías Caruzzo que Cássio supo controlar.
Boca se está quedando con las manos vacías. Ni la posibilidad de ganar la Copa Argentina podrá tapar el dolor de haber perdido la Libertadores y el Torneo Clausura. Un golpe al corazón Xeneize.

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