Con Valeri, Regueiro, Camoranesi y Pavone juntos es otra cosa. Lo demostró Lanús, el equipo de las dos caras: uno que goza en la Copa Libertadores, clasificado en el primer lugar de su grupo y listo para jugar octavos de final, y otro que sufre en el torneo local, en el que no ganaba hacía siete fechas. Al final, con lo mejor que tiene en cancha, superó 1 a 0 a Atlético Rafaela, con gol de Mario Regueiro, de penal.
El equipo de Gabriel Schurrer tiene un ritmo de juego terrible, diferente a la mayoría de los equipos del fútbol argentino. El problema es que la buena dinámica se produce sólo en cuentagotas y por momentos entre en lagunas. En la primera parte se vio lo mejor del Grana. Regueiro, de penal, puso el 1 a 0.
Rafaela, un equipo ordenado que intenta tratar bien la pelota, fue demasiado tibio como para llevarse algo bueno (comienza a complicarse con el promedio, en la 16ª posición, seguido de cerca por San Lorenzo). En el complemento, Lanús pudo ganarlo por más diferencia pero no lo supo cerrar y tuvo que sufrir hasta el final con algún pelotazo desesperado que caía en su área.
Quizás le sirva como lección. Lanús tiene plantel quizás no para pelear los dos torneos pero sí para presentar una imagen digna. Es un equipo que no está acostumbrado a perder. Con los jugadores que tiene, está para más.
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