Boca es Boca. En el fútbol argentino, pero también en la Libertadores. Cuando se venía la noche, sacó un triunfo agónico de la galera que deja intacta las ilusiones de seguir adelante en el toreno continental.
Fue un partido complicadísimo desde el minuto cero, ante un rival inteligente, bien plantado y que lastimó con pelotazos a las espaldas de los defensores locales. Si el conjunto de Falcioni pudo abrir el marcador, fue gracias a una jugada de otro encuentro entre Cvitanich y Riquelme, que definió cruzado de zurda e hizo detonar la Bombonera. La gente, feliz. Al menos el equipo se iba al descanso con un gol a favor.
Pero ni esa ventaja hizo más sencillo el trámite del cotejo. El complemento comenzó con la visita con intenciones de cambiar la historia, algo que finalmente sucedería luego de uno de los tantos bloopers defensivos de la defensa del equipo argentino. Jaime no perdonó y puso el 1 a 1. Un golpe durísimo.
La historia se complicaba. Hasta que luego de otra buena jugada colectiva, Santiago Silva cambió por gol un buen centro de Pablo Mouche. Fue 2 a 1, con la sensación que la historia podría haber sido mejor... o peor. Ahora, habrá que definir fuera de casa. La serie está más que abierta.
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