El equipo de Falcioni venció por 3 a 1 a All Boys, en uno de los mejores encuentros de los últimos tiempos.
Fue una versión diferente que da derecho a la ilusión. Boca, un equipo que sabe ganar, alcanzó por momentos un nivel de juego que, pese a los buenos resultados, no acostumbra. Una versión fresca, madura y práctica, bastante alejada del tedio y el aburrimiento. El Xeneize le ganó por 3 a 1 a All Boys en la Bombonera y quedó con seis unidades en el Torneo Inicial.
A los dos minutos, Guillermo Burdisso tocó la primera pelota con la camiseta de Boca y la mandó a guardar. De cabeza, el defensor abrió el marcador con un buen cabezazo. El ex Arsenal se mostró firme en defensa y peligroso en el área rival. Borghello, de cabeza, marcó el empate, tras una desatención en la defensa Xeneize. Fue un primer tiempo malo, marcado más por los errores arbitrales de Vigliano (el primer tanto, Ledesma estaba en offside y luego anuló de manera incorrecta un gol de All Boys) que por el buen juego.
La segunda parte fue lo mejor de Boca. Encontró en Sánchez Miño un jugador distinto, que cada vez que juega ratifica que no puede salir nunca del equipo. El mediocampista tiene todo lo que a veces le falta al equipo: tranquilidad, ténica y control de pelota. Fue clave para el tercer gol, tras habilitar a Clemente Rodríguez, que le cedió el tanto al Pelado Silva. Desmoronado, All Boys ya no reaccionó. Boca tocó, controló el partido y gozó.
Sin Riquelme, Boca dio una versión bastante cercana a la que pretende Falcioni. Fue efectivo, rápido y contundente. No mucho más, aunque tampoco parece poco para un equipo que comienza a tomar forma tras la ida de su mejor jugador.
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