Con dos tantos del uruguayo, el Ciclón venció 2 a 0 a Instituto en el partido de ida de la Promoción. El domingo, la vuelta en el Nuevo Gasómetro.
Ricardo Caruso Lombardi y Carlos Bueno no se llevan bien. De hecho, no se pueden ver. Pero, con su rendimiento, el uruguayo obligó al entrenador a ponerlo. Y cumplió como ningún otro. Con sus dos goles en la victoria por 2 a 0 ante Instituto en el partido de ida de la Promoción, dejó a San Lorenzo con un pie y medio en Primera. El sufrimiento, al final, se acabó gracias a un jugador que estuvo borrado un tiempo por el DT.
San Lorenzo lo jugó como una verdadera final y estableció una clara diferencia ante Instituto, que pareció más que nunca de otra categoría. El equipo de Darío Franco está en plena decadencia desde que perdió con River en la B Nacional. Parecen otros jugadores, otro conjunto. El aspecto psicológico fue, claramente, un factor determinante. En el primer tiempo hubo mucha lucha y fricción pero fueron los cordobeses los que más presionaron. Aún así, no tuvieron peso.
En el arranque del complemento, San Lorenzo encontró el gol de Bueno como un enorme tubo de oxígeno que le dio aire para el resto del partido. El tanto noqueó a la Gloria. Instituto se descompensó y quedó al borde del nocaut. El propio Bueno se encargó de estirar el marcador unos minutos más tarde. Casi sin quererlo, al Ciclón le salió el partido perfecto. Después de quedar en ventaja, manejó los hilos del partido.
El domingo, cuando reciba a la Gloria por el partido de vuelta de la Promoción, se medirá ante un equipo más que golpeado, que hoy se fue despreciado e insultado por su gente y con pocas motivaciones de cambiar la historia. San Lorenzo hizo todo bien para seguir en Primera, jugó a lo grande: inteligente, práctico y con la virtud de golpear cuando tuvo la oportunidad. Tiene casi asegurada la permanencia en Primera.
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